A finales de enero tuve la suerte de conocer al dueño de Sombreros Miroc, Miguel De la Rosa, al que pregunté si podía hacerle una entrevista y accedió de muy buen grado .
Sombreros Miroc, única sombrerería en la ciudad de Granada lleva vistiendo cabezas desde 1964, estandarte de esos oficios que desgraciadamente van desapareciendo de nuestras calles.
Me pregunté de dónde venía la palabra sombrero y procede de sombra. Me vino a la mente el libro de Oliver Sacks «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero» y por supuesto de Miguel lo conocía: «Sombrerería y psiquiatría»-comentó. Esta prenda de vestir nos acompaña de diversas maneras a lo largo de la vida.
En el escaparate de la tienda (calle Capuchinas, muy cerca de la Catedral) se exhiben txapelas, panamás, boinas, gorras,… En el interior del negocio (un antiguo patio, mirad los pilares y la fina columna al lado del mostrador) un objeto que me llamó la atención e identifiqué como una maleta guardasombreros (+ adelante veremos una foto), Miguel apuntó que esa sombrerera es de los años 1920. Miguel restaura sombreros, de hecho ha restaurado 4 sombreros de Manuel de Falla que ha tardado 3 meses en reparar y van a ser expuestos en la Casa-Museo Manuel de Falla.
La entrevista
¿Cómo aprendiste el oficio?
Lo aprendí casi sin querer. Desde que era niño -sobre los 9 ó 10 años-, acompañaba a mi padre a su fábrica. Era un juego entonces. Luego fui haciendo tareas pequeñas, muy simples y terminé por aprender el oficio. Los sombreros eran nuestra vida y fui pasando por todas las fases posibles. De hecho, mi padre me hacía acompañarle incluso a sus viajes de negocios cuando apenas cumplí los 11 años. Hay muchas maneras de aprender este oficio, pero probablemente nadie se pasa toda su vida aprendiéndolo. Lo bueno de hacerlo así es que aprendes lo verdaderamente importante: no dejarás de aprender hasta el último día de tu vida.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Hacerlo. Como he dicho, hacer sombreros lo incorporé a mi vida como un juego. Por eso, probablemente, para mí hacer sombreros es una manera de divertirme, de sentirme vivo, de disfrutar, de inventar, de imaginar y no dejar de soñar nunca
¿A quién te hubiese gustado tener como aprendiz?
A cualquiera con ganas de aprender. Pero para poder enseñar hace falta tener una cierta madurez. Hasta hace unos años no he tenido a nadie que pudiera considerar mi «aprendiz» y ha sido gratificante. Lo fue porque ellos aprendieron y yo entendí muy bien que aún tenía que seguir aprendiendo. Estoy convencido que aprendimos mutuamente.
¿Cuál es el trabajo del que estás + orgulloso?
La primera vez que pensé una colección de sombreros de invierno. Pude hacerla a mi criterio y funcionó. Los clientes pidieron una cantidad de sombreros que nos superaba y conseguimos servir los pedidos a tiempo. Fue agotador, pero para la vanidad fue un regalo excesivo.
¿Qué anécdota recuerdas con + cariño?
Probablemente, la primera vez que me puse un sombrero. Me lo hizo mi padre después de darle mucho la lata. Cuando lo tuve, no sabía cómo salir a la calle con él. Tenía 18 ó 19 años.
¿Qué tiene la gente en la cabeza?
No lo sé y creo que prefiero no saberlo. Me conformo con que me dejen cubrírsela con alguna prenda de nuestra tienda.
¿Cuál es el sombrero + lujoso que has vendido?
No soy consciente de haber vendido «el sombrero más lujoso», tal vez porque no consigo verlos como prendas lujosas, por caras que sean. He vendido sombreros de calidad muy alta. Tal vez, un sombrero Montecristi de grado muy alto. ( Un panamá de trenzado muy fino.)
¿Cuál es el sombrero + curioso que te han comprado?
Han sido cuatro y muy recientemente. Cuatro sombreros pertenecientes a Manuel de Falla, que se exponen en su casa museo y de los que el ayuntamiento de Granada me encargó su limpieza y restauración.
¿Cuáles son los cuidados del sombrero?
Amarlo. No hay más. Si no amas a tus sombreros, no los limpias, ni los proteges, ni los repasas, ni los coges con delicadeza, ni los usas con orgullo, ni los incorporas a tu identidad. Cuando usas sombrero y lo haces con convicción y sentido, las técnicas de cuidado surgen solas. Limpiarlos con asiduidad y respetar el trabajo del sombrerero que hay en ellos.
Si pudieses diseñar tu sombrero ideal, ¿cómo sería?
Para mí, el sombrero ideal es el que te haga sentir bien en el momento en que lo usas. Como modelo, para mi gusto, el homburg es perfecto. No hace falta describirlo, todo el mundo recuerda el sombrero que usaba Churchill…
¿Por qué estás en este negocio?
Nadie está donde no quiere estar. Luego podemos buscar razones, pero realmente todo el mundo hace lo que hace porque no se imagina a sí mismo haciendo otra cosa. O se lo imagina pero no lo ve posible.
¿Por qué no te vas?
Me reitero: nadie está donde no quiere estar.
Si pudieses rediseñar la tienda con el conocimiento que posees hoy, ¿cómo la cambiarías?
La cambiaría simplemente por una mayor, donde poder ofrecer todos los sombreros que me gustan, y puedo asegurar que son muchos, demasiados tal vez. Recordando establecimientos de cuando era un niño, me gustaría crear algo así como «El Palacio del Sombrero». Pero seguro que algún aguafiestas me dirá que no son buenos tiempos para el retail.
¿A qué personaje histórico te hubiese gustado vender un sombrero?
Quiero creer que cada persona a la que le he proporcionado un sombrero, antes o después, se convertirá en un personaje histórico. No soy nada fetichista.
De los sombreros y su mundo
Miguel me enseñó algunos sombreros que tiene en su tienda explicándome en algunos casos de dónde procedía su nombre, (el mundo de la sombrerería es como una gran metonimia, donde los nombres de lugares o personajes famosos o marcas emblemáticas acaban dando nombre a los modelos de las piezas: Fedora, Borsalino, gorra irlandesa, …)cómo distinguir un tipo de sombrero de otro fijándonos en la copa y el ala y muchas + anécdotas relacionadas con sombreros y moda. Por ejemplo me comentó que hay 3 formas de cráneo: dolicocéfalos , braquicéfalos y mesocéfalos. Al observarme me dijo que yo soy dolicocéfala y que mi talla de sombrero es la 57. Una interesante idea que sacó a relucir es que los colores no determinan el ánimo, es el ánimo el que determina los colores con los que nos vestimos. En tiempos de crisis prevalece el azul marino, el gris, porque dan sensación de estabilidad, seguridad. Y ahora por fin algunos sombreros de Sombreros Miroc:
Fedora
Para conocer el origen de este sombrero tenemos que remontar al año 1882 cuando se inauguró la obra de teatro francesa «Fedora». La actriz Sarah Bernhardt, princesa Fedora, utilizó este sombrero como parte de su atuendo y posteriormente se relacionó el nombre de la protagonista con este tipo de sombrero.
Chistera
La chistera (o sombrero de copa) es otro de los sombreros icónicos que todo el mundo conoce. La palabra chistera etimológicamente proviene del latín (cistella) y antiguamente se refería a una cestilla que usaban los pescadores para transportar pescados Llegaron a ser muy populares entre los hombres en el s XIX. Un personaje histórico con el que lo relacionamos es Abraham Lincoln.
Esta chistera está sobre la sombrerera que mencionamos + arriba.
Gorras irlandesas e inglesas
Para los meses invernales no puede faltar la gorra irlandesa o inglesa. La gorra no es una boina, se diferencia en que tiene visera. Los modelos obedecen a necesidad de volumen, desde la gorra mediterránea, pequeña y estrecha, hasta la gorra irlandesa de 8 piezas. Todo en función de la necesidad de abrigo y de sombra.
Terminamos con un poema de mi querido Manuel García:
EL SOMBRERO
Cuando un sombrero es viejo, endurecido el fieltro, ofuscado el color, ya perdida la forma sutil que le dio el sombrerero, no debemos tirarlo, sino esperar que llueva y darle mil paseos bajo el agua.
Entonces el sombrero, que parecía cartón, se hará tierno de nuevo, será otra vez caricia en nuestra sienes.
Tal el sentir, si acaso se endurece. Hay que echarlo a los vientos, aclararlo, también bajo la lluvia, que se agrande y se esponje hasta albergar el alma dolorida de los otros y llenarla de nuevas suavidades.
Fuente: «Prado Negro». Editorial: Hiperión.2021
Me ha encantado. ¡Qué de cosas curiosas! Me ha gustado cuando dice, que «los colores no determinan el ánimo, es el ánimo el que determina los colores con los que nos vestimos»…¡qué cierto es!
¿Qué tipo de coco y qué número tendré yo? Ahora quiero ir al sombrerero…
¡Me alegro! Si quieres saber lo de tu almendra tendrás que venir a hacernos una visita y de paso vamos a ver al Sr. sombrerero. Ya sabes dónde tienes tu casa. 😀
Pues ya sé a donde tengo que ir para que me hagan un sombrero, creo que es un complemento que debería a volver a poner tan de moda como lo era en el pasado, nos da un toque único y elegante a nuestra vestimenta. Me ha encantado el artículo y ha tocado un tema que más de una vez lo he reivindicado en conversaciones con amigos, nada nos da un toque de distinción como lo hace el sombrero.
Ya sabes, Esther, ¡en el centro de Granada te encuentras esta sombrerería¡ Todo el mundo debería tener al menos un sombrero en su guardarropa. 😀
¡Qué buena entrevista!
Es muy interesante la manera que el Sr. Miguel nos muestra el mundo relacionado con esta prenda de vestir… Me dejó con ganas de investigar más y tal vez probar vestir uno.
¡Pues estaría bien que respondieses a este comentario con una foto tuya con sombrero! 😀
Una maravilla Pili, buen trabajo! muy interesante entrevista y un señor muy sabio.
Muchas gracias, María! 😀